Después de un inicio de temporada para el olvido, Rafael Devers finalmente respiró tranquilo. En el sexto juego del año, el dominicano dejó atrás una racha sin hits que lo había perseguido durante cinco partidos completos, encendiendo las alarmas en Boston y entre sus fanáticos.
Pero todo cambió ante los Orioles, cuando Devers recuperó su poder con el bate y ayudó a los Red Sox a conseguir una victoria muy necesaria.
La sequía de Devers no fue menor: acumulaba 21 turnos sin conectar de hit, con 15 ponches incluidos, estableciendo un récord negativo en la historia de las Grandes Ligas.
Era un arranque inesperado para un bateador de su calibre, y aunque su lenguaje corporal transmitía frustración, su mánager, Alex Cora, mantuvo la fe. Según él, los turnos estaban mejorando y los batazos empezaban a salir con más intención.
El punto de quiebre llegó en el quinto inning, cuando Devers conectó un doble al jardín derecho que impulsó una carrera, rompiendo la mala racha con estilo. Ese batazo no solo significó su primer imparable del año, sino también el primer remolque que producía en 2025.
El alivio fue evidente, tanto en el dugout como entre los fanáticos, que celebraron como si fuera un jonrón de octubre.
Por si fuera poco, Devers volvió a conectar en el octavo episodio, sumando un sencillo más a su cuenta personal. Con eso cerró la noche de 4-2, una actuación que podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en su temporada.
Los Red Sox terminaron ganando 3-0, cortando una racha de cuatro derrotas seguidas que había teñido de gris el arranque del calendario.
En el montículo, Garrett Crochet se lució con una joya de pitcheo: ocho entradas en blanco, apenas cuatro hits permitidos y ocho ponches. Fue su primera apertura dominante con los Red Sox, y no pudo llegar en mejor momento. Aroldis Chapman se encargó del noveno, cerrando la puerta y asegurando el triunfo como todo un veterano.
La noche fue redonda para Boston, pero especialmente significativa para Devers. Luego de varios días de presión y dudas, volvió a hacer lo que mejor sabe: batear. Si esta actuación fue solo el comienzo de su despertar, los rivales de la Liga Americana deberían empezar a preocuparse. El bate de Devers está de regreso, y eso siempre es una buena noticia en Fenway.
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