La periodista venezolana Elianta Quintero vivió momentos de angustia y esperanza el pasado 8 de abril de 2025, cuando el techo de la discoteca Jet Set en Santo Domingo colapsó de manera repentina. Quintero, quien se encontraba en el lugar, quedó atrapada bajo los escombros durante casi 40 minutos.
A pesar del caos y la oscuridad, logró mantener la calma, dosificando el poco aire disponible y aferrándose a la idea de que sería rescatada con vida.
Ese rescate llegó gracias a un joven dominicano llamado Rafael Rosario Mota, quien, impulsado por un acto de valor instintivo, se adentró entre los restos del derrumbe sin pensarlo dos veces. En medio del peligro, Rafael logró sacar a unas 12 personas atrapadas, incluida Elianta. Su acción fue clave para que varias víctimas pudieran contar su historia.
El rescate inesperado
El rescate de Quintero tuvo un detalle particularmente simbólico: Rosario Mota se quitó los zapatos para poder moverse con mayor agilidad entre los restos metálicos y bloques caídos, facilitando así el proceso de liberación de la periodista. Un gesto sencillo pero poderoso, que demuestra hasta qué punto estuvo dispuesto a arriesgar su seguridad por la vida de otros.
Elianta, visiblemente afectada pero agradecida, ha compartido su experiencia como un testimonio de supervivencia y humanidad en medio de la tragedia. Su historia, entre lágrimas y aplausos, ha recorrido medios nacionales e internacionales, convirtiéndose en símbolo de esperanza dentro de un evento marcado por la pérdida y el dolor.
Por su parte, Rafael Rosario Mota, quien inicialmente fue celebrado como héroe por la opinión pública, enfrenta ahora una realidad más compleja. Luego de brindar una entrevista en la que relató con detalle lo vivido durante el colapso, ha comenzado a recibir amenazas anónimas. Así lo reveló en el programa «Fogarate Radio» de Luinny Corporán, donde denunció los mensajes intimidatorios que ha recibido desde entonces.
El joven rescatista no ha ofrecido detalles sobre quiénes estarían detrás de estas amenazas, pero el hecho ha generado inquietud. Muchos se preguntan si sus declaraciones tocaron intereses sensibles o si simplemente el protagonismo de su relato incomodó a ciertos sectores. Lo cierto es que, tras su valiente acción, Rosario Mota ha pasado de ser un héroe celebrado a una figura en riesgo.
Mientras las autoridades investigan las causas del colapso en la discoteca Jet Set, y la sociedad se recupera del impacto emocional del suceso, las historias de Elianta Quintero y Rafael Rosario Mota quedan como recordatorios de la fragilidad de la vida y la fuerza del espíritu humano. En medio del desastre, surgieron gestos de coraje que merecen ser protegidos y reconocidos, no silenciados.
