Michelle Reynoso, reconocida diseñadora de modas dominicana, ha sido empujada al centro de la atención pública por una tragedia que ha sacudido al mundo del merengue: la muerte de Rubby Pérez, con quien compartía una relación profundamente íntima y significativa. Desde su hogar en Houston, Texas, llevaba una vida tranquila junto a su hija Ana Beatriz, fruto de su amor con el legendario cantante.
Aunque se mantenía alejada de los reflectores, Michelle fue una figura constante en la vida de Rubby durante sus últimos años. Su relación, marcada por el respeto, el cariño y la admiración mutua, floreció lejos del bullicio mediático, pero con la intensidad de una historia auténtica. Juntos criaron a su hija en un entorno de amor y estabilidad.
La inesperada tragedia ocurrió tras el colapso del techo en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, lugar donde Rubby ofrecería un concierto. Según declaraciones de su hija mayor, Zulinka Pérez, el artista había cambiado la fecha original del evento para poder visitar a Michelle y Ana Beatriz antes. Ese cambio, lleno de amor, tuvo un desenlace fatal.
Un vuelo repentino
Devastada por la noticia, Michelle voló inmediatamente a la República Dominicana. Las imágenes de ella, abrazando con ternura y fortaleza a su hija durante los actos fúnebres, conmovieron profundamente al país y a los fanáticos del merengue. Fue un retrato del dolor más humano: la pérdida del ser amado.
En medio del duelo, muchos descubrieron a la mujer fuerte y talentosa que es Michelle Reynoso. Dedicada al diseño de modas, ha construido una carrera sólida, aplaudida por su estilo elegante y moderno, con una marcada identidad caribeña. Su trabajo ha vestido a figuras del medio artístico, pero siempre ha mantenido un perfil bajo, privilegiando su vida familiar.
La historia de amor entre Rubby, Michelle y su hija quedó inmortalizada en un momento profundamente simbólico: la celebración de los 15 años de Ana Beatriz. Durante esa fiesta, Rubby le dijo a su hija: “Te amo hasta el final de los tiempos”. Hoy, esas palabras resuenan como un eco eterno en medio del dolor.
El respeto del pueblo dominicano hacia Michelle ha sido evidente. A pesar de no ser una figura pública, ha recibido el respaldo y el cariño de miles que vieron en ella no solo a la pareja de un ícono del merengue, sino a una mujer fuerte, madre amorosa y compañera fiel. Su dignidad en el duelo ha sido admirable.
Michelle Reynoso, en su silencioso pero elocuente andar, encarna la otra cara del adiós a Rubby Pérez: la del amor que perdura más allá de la música y los escenarios. Hoy, su historia se suma a la leyenda de un hombre que, incluso en sus últimos días, eligió estar con quienes más amaba.