La tarde del jueves en San Cristóbal se tiñó de angustia cuando una niña fue arrastrada por una fuerte corriente de agua hacia una alcantarilla abierta en el sector Lavapié, producto de las intensas lluvias que azotaron la zona.
Lo que se anticipaba como una tragedia sin retorno tomó un giro inesperado, gracias al coraje de dos jóvenes comunitarios que decidieron actuar cuando ya muchos habían perdido la esperanza.
La menor, estudiante del Politécnico Francisco J. Peinado, regresaba a casa tras culminar sus clases cuando fue sorprendida por la fuerza imparable del agua, justo en las cercanías de la cancha del sector Jomaca.
Una embestida repentina
Nadie pudo detener la embestida del caudal, y la niña desapareció de la vista de todos al ser absorbida por un registro pluvial sin tapa, sembrando desesperación entre los presentes.
Durante horas, vecinos y autoridades buscaron sin éxito. La noche se acercaba y el ánimo colectivo comenzaba a desvanecerse. Eventualmente, los equipos de rescate se retiraron, dando por finalizada la búsqueda.
Pero dos jóvenes del barrio se rehusaron a rendirse. Sin recursos, solo con una linterna y una determinación férrea, decidieron explorar el interior de la alcantarilla por su cuenta.
Uno de ellos se arrastró por los angostos conductos mientras el otro lo apoyaba desde fuera. Tras avanzar varios metros, un tenue sonido les devolvió la esperanza: era la voz débil de la niña, aún con vida.
Contra todo pronóstico, lograron rescatarla. La noticia corrió como pólvora, y la emoción se apoderó de toda la nación. La hazaña fue celebrada como un milagro nacido del valor y la solidaridad.
Al día siguiente, los héroes anónimos fueron reconocidos públicamente en las instalaciones de Alofoke Media Group, donde Santiago Matías los definió como “héroes de San Cristóbal” y símbolos de inspiración para todos los dominicanos.
Este acto heroico no solo salvó una vida, sino que también encendió una chispa de fe en la sociedad: recordó que, aún en tiempos difíciles, la valentía y la humanidad siguen siendo el motor de los grandes gestos.